Como consecuencia de una larga enfermedad, este miércoles se conoció el deceso de María Alicia Mazzarino (76), primera esposa del ex presidente y ex gobernador de San Luis, Adolfo Rodríguez Saa.

Marita, como todos la conocían, fue traductora de inglés y trabajó como docente en la Escuela Juan Pascual Pringles. De su unión con el ex gobernador Adolfo Rodríguez Saá fue madre de cinco hijos, Feliciana, Mariana, Adolfo, Santiago y Agustina, actual rectora de la Universidad Nacional de Los Comechingones.

Si bien fue funcionaria municipal entre 2007 y 2011, durante la gestión de la intendenta Alicia Lemme, se la recuerda más por su labor al frente de la Fundación de Acción Social (FAS), desde donde trabajó en la prevención y el tratamiento de las adicciones, entre otras temáticas de contenido social.

El diario de la república, de San Luis, destaca que «Marita era un ser profundamente generoso. Era una anfitriona formidable, y una mejor cocinera, lo que es evidencia de su espíritu amplio y bondadoso para contener y compartir los mejores momentos con los suyos. Fue una apasionada y fiel compañera de su compañero. Fue una madraza de cinco hijos, una mujer seria y profunda. Adoró a sus sobrinos y a sus nietos. Rigurosa y coherente, pero profundamente afectuosa. Claro que elegía la forma y los destinatarios de su cariño.

Su trabajo por la sociedad de San Luis fue muy amplio. Hay que tener mucha conciencia social, y un alto sentido de la cultura, para sostener y ser mentora de una orquesta infantil. Mucho más si esta es escuela y espacio de contención de niños y jóvenes con dificultades. Su Fundación de Acción Social (FAS) será recordada y reconocida por mucho tiempo en San Luis y en la Argentina. Fue apoyo firme y sostenido para la prevención y el tratamiento de las adicciones.

Estamos despidiendo a quien fuera funcionaria municipal durante la gestión de Alicia Lemme, obviamente en el área social. La crónica va a decir que María Alicia Mazzarino nació en Junín, Buenos Aires, que fue traductora de inglés y trabajó como docente en la Escuela Juan Pascual Pringles. Fue empresaria, pero además fue una enjundiosa militante de muchas causas, incluso partidarias, que contribuían a mejorar la calidad de vida de la gente.

Quienes la conocieron hace tiempo, y fueron apreciando el devenir de la historia, cada vez la valoran más y reconocen su coraje, su entrañable amor por su familia y su lealtad a sus propios principios. El Diario de la República la despide con profundo dolor. Acompaña en este momento a toda su familia»