El deporte le dio la posibilidad de superarse a Juan Carlos Fabrini, un chico de 13 años diagnosticado con TEA (transtorno del espectro autista). De defensor pasó a atacante, puesto desde el cual anotó los tantos que le dieron la victoria a su club de la localidad de Fernández.
Un niño autista, quien nunca había jugado como atacante, logró llevar al triunfo a su equipo de básquet tras anotar los puntos necesarios para ganar un mini torneo de esa disciplina en Santiago del Estero, según contaron su entrenador y su mamá.
Se trata de Juan Carlos Fabrini, de 13 años, quien vive con su familia en la ciudad de Fernández, a unos 45 kilómetros de la capital santiagueña, y quien a los 7 años fue diagnosticado con Trastorno del Espectro Autista (TEA).
Según contó a Télam su mamá, Ana Cecilia Fabrini, antes del básquet Juan Caros «no tenía diálogo con nadie, no compartía, estaba en su mundo».
Sin embargo «el básquet fue como una salvación, lo ayudó a sacarlo de su burbuja, ahora él se relaciona, comparte con sus compañeros», comentó Cecilia.
Juan Carlos juega en un club de la ciudad de Fernández, en la Escuela de Deportes «Miguel Alberto Cortijo». Allí empezó a los ocho años, y aunque dejó un tiempo retomó a los 11, cuando encontró su pasión por el deporte.
«Es un buen defensor, en la parte ofensiva perdía un poco la concentración, sin embargo yo siempre le dije a sus compañeros que le pasen la pelota, lo cubran, lo apoyen y en la semifinal del mini torneo ingresó y encestó», contó a Télam su profesor, Miguel Alberto Corbalán.
«En ese momento todos saltamos de alegría», contó el entrenador.
El equipo de Juan Carlos había quedado tercero en el torneo provincial de la Federación de Básquet, donde juegan 24 equipos. Pero el domingo pasado tuvieron su revancha al salir campeones en un mini torneo en el que se disputó una Copa de Bronce entre todos los equipos que habían quedado en el tercer lugar.
«Ahora él está muy comprometido con el básquet, un deporte que le encanta, porque antes probamos con otros como el rugby y el futbol pero no le gustó», añadió Cecilia, quien contó que son «una familia humilde» y que gracias a salir campeones su hijo recibió una pelota y un pantalón de básquet. «Está super-contento», señaló.
Por su parte, el «Profe Corbalán» detalló: «La final fue muy emocionante, porque estábamos parejos. Entra Juan Carlos, yo le digo: ‘Está todo en tus manos’, bloquea y evita que el otro equipo enceste, porque él siempre jugó de defensa».
«Es así que ingresó todo comprometido, pero un atacante encesta y Juan Carlos me dice: ‘Profe se me escapó’ y yo le digo ‘no importa ahora hay que remontarla'», siguió su relato el entrenador.
«Me dice ‘bueno Profe lo voy a marcar hasta la casa si es necesario’, y así lo hizo, no dejó de marcar», agregó Corbalán.
Sin embargo, «en un momento estaba cerca del arco y le dieron un pase y encestó un doble, y así sumamos puntos, ganamos y todo fue alegría y felicitaciones para Juan Carlos», explicó.
A la vez expresó que toda la ciudad está muy emocionada por el logro de Juan Carlos y no dudó en enfatizar que «el deporte es esencial para la estimulación y fundamental para la socialización. Desde nuestro club fomentamos a la inclusión, la cual consideramos muy importante».
«Todos estamos muy agradecidos con sus compañeros, su Profe porque Juan Carlos tenía una vida muy sedentaria. La pandemia lo afectó mucho y el básquet lo ayudó muchísimo, es algo muy estimulante para él, tal es así que hasta viajó a la ciudad de Santiago solo con sus compañeros, un gran paso», puntualizó su mamá.