Liz Taylor, Elton John, Lady Di, Madonna y hasta el propio Diego Maradona fueron clientes de la marca de lujo italiana que Versace supo crear. Su trágico final y el legado de un imperio que sigue vigente.
Gianni Versace, el diseñador artista que impuso una visión creativa y extravagante de la moda, cumpliría hoy 75 años
Hay una imagen potente, la del primerísimo primero comienzo: el pequeño Gianni Versace junto a su madre Francesca, los dos juntando piedras preciosas e hilos de oro para bordar vestidos. Gianni no sabía por ese entonces que años más tarde se convertiría en un famosísimo diseñador, mucho menos, que a los 50 años, su vida, en la mismísima cumbre de su carrera, terminaría abruptamente con dos balazos.
Hoy, 2 de diciembre, Versace, el nombre de la moda ostentosamente incorrecta y provocadora, cumpliría 75 años.
Sin miedo a la opulencia, amigo de medio Hollywood en los 80, Versace supo construir un imperio que fue más allá de la marca. Acostumbrado a llamar la atención, el diseñador italiano respiraba lujo por donde se lo mire, tanto en sus colecciones como en los aspectos de su vida personal. Versace representa a la moda que hace ruido y no pasa desapercibida, al estilo despampanante que jamás comulgará con aquella idea de que “menos, es más”.
En muy pocos años la grandilocuencia de sus bolsos o calzados se convirtieron en una marca registrada. La firma Versace alcanzó la celebridad mundial en la década de 1980 gracias a una especial asociación con estrellas del mundo del espectáculo, como es el caso de Giorgio Armani, quien supo cultivar otro estilo.
Los extravagantes atuendos de Versace marcaban la diferencia, razón por la cual eran los favoritos de celebridades y aristocráticas, entre ellas Lady Di, que además lo convirtió en uno de sus confidentes.
Las estrellas de Hollywood y los artistas empezaron a elegir esta marca para vestirse, y tal vez este fue uno de los logros del diseñador. Entre estos clientes se contaban Liz Taylor, Elton John y hasta el propio Diego Armando Maradona, quienes se volvieron amantes de aquella estética exuberante y atrevida, para muchos algo kitsch, demasiado colorida y flúor.
Nace una estrella
Versace, gran diseñador de moda italiano de alta costura, creador de vestidos para obras de teatro y películas, nació en Reggio de Calabria, el 2 de diciembre de 1946. Allí se crío con su hermano mayor Santo y su hermana menor Donatella, su padre y su madre Francesca.
Fue a los 26 años cuando llegó a Milán para comenzar su carrera. A mediados de la década de 1970, sus montajes llamaron la atención de las marcas Genny y Callaghan. Lo contrataron para diseñar sus colecciones. El resultado fue demoledor: al poco tiempo presentó su primera firma de colección para la mujer en el museo de arte, Palazzo della Permanente, de Milán.
“Gianni amaba con locura a las mujeres y no quería verlas grises. Quería que expresaran su personalidad”, expresó en una entrevista reciente su hermana menor, Donatella. “Al principio le costó porque en la moda existía el bon ton, algo así como las buenas maneras, una palabra que para los Versace nunca ha existido. Mejor el mal gusto que el bon ton, porque al menos te hace hablar, es libertad”, agregó.
Los primeros años de Versace en Milán fueron muy difíciles. “Allí estaban las damas perfectas y Gianni fue criticado. Le decían que hacía ropa para prostitutas. Yo le decía que no se preocupara, porque la verdad es que hacía ropa para mujeres que no tenían miedo de su propia feminidad”, dijo Donatella.
Su relación con el mundo de los celebrities se creo de inmediato, sobre todo con los artistas del de la industria musical, quienes se vieron atraídos por sus propuestas. Figuras como Eric Clapton, Diana de Gales, Naomi Campbell, Duran Duran, Madonna y Cher entre muchas otras llevaron a lo más alto el nombre de Versace. En 1994 la actriz Liz Hurley saltó a la fama al lucir un vestido Versace de vertiginoso escote.
El vestido negro de Versace que lució Hurley en 1994 durante el estreno de “Cuatro bodas y un funeral” junto a su entonces novio, Hugh Grant, se convirtió en una leyenda. La prenda fue considerada tan atrevida que se llamó “That Dress”, por su pronunciado escote y cerrado sólo con ganchos dorados.
El final menos pensado
En la mañana del 15 de julio en el verano de 1997, regresando de una caminata por el paseo de Ocean Drive en Miami, Versace fue tiroteado enfrente de su mansión. Se supo al poco tiempo que fue asesinado por Andrew Phillip Cunanan, quien se suicidó después del homicidio.
El diseñador salió por la mañana temprano a comprar revistas a un local cercano a su casa llamado News Café. Volvió a su casa, metió la llave en la cerradura y cuando estaba a punto de entrar en su enorme mansión, alguien se acercó y le pegó dos tiros. Uno en la frente. Otro en el cuello. Llevaba dos revistas en la mano: eran el último número del semanario People y del mensual Vogue. Versace llevaba 1.200 dólares en efectivo en el bolsillo.
El asesino no le dio tiempo reaccionar a su víctima, que estaba de espaldas a él, abriendo la puerta de la mansión Casa Casuarina. El suelo se tiñó se sangre. Giovanni Maria Versace murió en el acto.
A sus 50 años, Gianni Versace estaba muerto. Uno de los reyes del diseño de moda, pareja su carrera con Giorgio Armani, aunque de muy diferentes estilos y una empresa que en ese trágico instante valía 1.400 millones de dólares. Un mundo se derrumbaba. La cabeza de Medusa, el logotipo del imperio Versace tomaba su peor forma.
Su hermana, Donatella, fue quien siguió adelante con la compañía, adaptándose a las nuevas tendencias, difundido el estilo más desbordado de Gianni. Fue sepultado en la localidad de Como, en Italia. En su testamento, dejó el 50% de su imperio de la moda a Allegra Beck, su sobrina, hija de Donatella. Al cumplir la mayoría de edad en 2004, Allegra heredó alrededor del 50% de la compañía. Allegra tenía apenas once años cuando su tío fue asesinado.
La impresionante colección de arte del diseñador, con cuadros de Dalí y Picasso, fue para su sobrino Daniel. No mencionó a Santo ni a Donatella, herederos forzosos.
La trágica historia sirvió de inspiración para la segunda temporada de la serie de Netflix American Crime Story: El asesinato de Gianni Versace. Ryan Murphy es el director de esta serie, donde Edgar Ramírez interpreta al diseñador italiano y Penélope Cruz a su hermana, Donatella Versace.
‘El Asesinato de Gianni Versace’ está basada en el libro de Maureen Orth, llamado ‘Vulgar Favors: Andrew Cunanan, Gianni Versace, and the Largest Failed Manhunt in U.S. History’, el cual realiza una investigación sobre el crimen del diseñador italiano. La serie se estrenó a inicios de 2018 y actualmente se encuentra en Netflix.
Hace unas semanas Susana Giménez junto a Marley, protagonizaron el episodio inicial de la nueva temporada de Por el Mundo. Ambos mostraron la lujosa residencia que tenía Gianni Versace en Miami El conductor y la diva recorrieron las habitaciones privadas de la mansión, a las cuales casi nadie tiene acceso.
Hay otro correlato reciente con estas tierras: Donato De Santis, ultra reconocido chef italiano radicado en nuestro país, fue cocinero personal del diseñador. Trabajó para él hasta el día de su muerte y vivió la búsqueda policial desde adentro. “Estaba en shock”, dijo respecto al hecho.
La Intimidad y las raras versiones sobre su muerte
La vida personal del diseñador siempre fue un foco noticioso. En 1982 conoció a Antonio D’Amico, un modelo. La pareja tuvo una relación de quince años que terminó con la muerte del diseñador y una pensión mensual que le dejó a su novio de 25 mil dólares y el derecho a ocupar cualquiera de las residencias en Italia y en los Estados Unidos.
Aunque esa herencia no duró mucho: el día del entierro -que tubo un abrumador show de millones, desde Diana de Gales hasta Elton John–, Donatella alejó a D’Amico y lo despojó del dinero y el libre uso de las casas que Gianni tenía en Milán, Nueva York y Miami.
Corrieron muchas versiones en torno a la vida y el asesinato del diseñador. Según Frank Monte en su polémico libro The Spying Game, Johnny Gatto, amigo íntimo de Paul Bec, marido de Donatella, exigió a la familia Versace cinco millones de dólares para no publicar documentos que probarían la relación de Gianni con la Mafia. Según esos papeles, Gianni usaba su red internacional de boutiques para lavar dinero negro originado en el crimen organizado. Monte fue condenado a pagar 600 mil euros por difamación, y murió aplastado por un autobús en el centro de Milán, 1996.
Giuseppe Di Bella, un mafioso arrepentido, escribió otro libro de parecida y sombría hipótesis: “Gianni Versace fue asesinado para saldar las deudas pendientes que contrajo con los padrinos de la ‘Ndrangheta, la mafia calabresa”. Di Bella, antes de arrepentirse, dirigía una red que extorsionaba a empresarios y era clave en el tráfico de armas y drogas a las órdenes del capo Franco Trovato. Nada pudo ser comprobado.
Santo y Donatella aceptaron que el enigma persistiera, y que la investigación se archivara cinco meses y medio después. Algo apresurado para muchos.
D ‘Amico, el “amante expulsado”, cayó en la red de una profunda depresión. Cinco años después lo salvaron de la muerte en un hospital de Milán, luego de que se tomara un cóctel de fármacos. Se mudó a una casa a orillas del lago Garda, y recién pudo recuperarse años después de la muerte de Gianni: “Conocí a una persona excepcional. Alguien a quien amar y que alivie mi dolor. Pero ahora, pasados veinte años, no hay día en que no extrañe a Gianni”.
En septiembre de 1997 se anunció que Santo Versace y Jorge Saud eran los nuevos dueños del colosal negocio, y Donatella la líder absoluta del Departamento de Diseño.
La mansión del diseñador de moda italiano Gianni Versace, flanqueada por la policía y pequeñas banderas que indican evidencia en la muerte a tiros del famoso diseñador el martes 15 de julio de 1997 (AP Photo/Gregory Smith)
El legado
Donatella Versace es hoy una institución en el mundo de la moda. Sus más de cuatro décadas en el imperio familiar, primero al lado de su hermano Gianni y después al frente, en solitario, la hacen la cabeza visible de uno de los clanes más legendarios del firmamento de la moda
Tras la trágica desaparición de Gianni, Donatella tuvo que tomar las riendas del imperio e impedir que se desvaneciera. La imagen de las marcas, la relación personal entre la firma y los famosos es algo que Donatella ha explotado sin igual, siguiendo la estela que inauguró su hermano Gianni. Hoy, muchos de los famosos que promocionan sus diseños, son además sus amigos.
La diseñadora, con una vida marcada por los excesos, sigue al frente de la gestión creativa de la firma con la que revolucionó una época aunque ya no pertenece a su familia.
Pocas como ella podrían volver a reunir en la pasarela con tanto entusiasmo y expectación a supermodelos como Naomi Campbell, Cindy Crawford, Helena Christensen, Claudia Schiffer y Carla Bruni, como hizo en 2017, en un desfile homenaje a su hermano, en el 20º aniversario de su muerte.