Se trata de Jorge Bacigalupo que había entregado los cuadernos al periodista del diario La Nación Diego Cabot y éste luego los dio a la Justicia. A partir de allí se desató la mega investigación contra empresarios y funcionarios públicos, entre ellos la Vicepresidenta, por el delito de asociación ilícita ante la sospecha que se pagaban sobornos para que aquellos accedan a licitaciones en el Estado.

Los cuadernos de Centeno siempre fueron sospechados de no ser verídicos y fue uno de los empresarios, Armando Loson, del Grupo Albanesi, el que hizo una denuncia penal que recaló en el juzgado a cargo de Marcelo Martínez de Giorgi.

El juez había encomendado una pericia que determinó que hubo manipulación de las anotaciones y señaló cuáles eran. Ante ello y para determinar quién manipuló esas anotaciones, el juez tomó registros caligráficos de Hilda Horowitz, esposa de Centeno, y de Bacigalupo, el amigo.

En otro peritaje caligráfico ordenado por el juez, se descartó que la esposa de Centeno haya sido la manipuladora, y sí abrió las sospechas sobre Bacigalupo: “no puede descartarse una posible participación del nombrado”, determinó.

Por ello el juez decidió ahora allanar la casa de Bacigalupo para secuestrar “todo tipo de anotaciones, manuscritos en original o copia” y “dispositivos electrónicos» como teléfonos, celulares, notebooks, tablets, computadoras, pendrives, tarjetas de memoria, micro SD, discos rígidos, discos externos, aparato electrónico, informáticos y digitales, como cualquier otro dispositivo que permita almacenar datos y registrar información que hubiere en el lugar”.

Las anotaciones del cuaderno de Centeno están bajo la mirada de todos y es uno de los principales cuestionamientos a la causa contra la vicepresidenta así como gran cantidad de otros funcionarios públicos y empresarios que están a la espera del juicio oral y público.