La exposición de arte latinoamericano que presenta el Museo de Arte Moderno de Nueva York (MoMA) desde el 30 de abril, «Recuerdos elegidos», tiene la historia como punto de reflexión para el trabajo de 39 artistas, cuyas obras fueron donadas a la institución en los últimos 25 años por la coleccionista venezolana Patricia Phelps de Cisneros.
El arte latinoamericano contemporáneo, protagonista de la nueva exhibición del MoMA
La muestra, que se extenderá hasta el 9 de septiembre, incluye 65 obras, entre videos, fotografías, pinturas, esculturas y video-instalaciones, de la extensa colección latinoamericana del MoMA, a las que se suman adquisiciones recientes, un mural comisionado al brasileño Iran do Espirito Santo y préstamos selectos.
En la exposición están representados Uruguay, Guatemala, México, Argentina, Venezuela, Perú, Colombia, Cuba, Chile, Brasil, Puerto Rico o República Dominicana. Entre los artistas argentinos figuran obras de Leandro Katz, David Lamelas, Adrián Villar Rojas y Analía Saban, entre otros.
La primera exposición de obras donadas por la familia Cisneros fue en 2019 y abarcó trabajos realizados en América del Sur entre 1940 y 1970; «Recuerdos elegidos» es una segunda muestra «pero, en este caso, muy diferente», con obras de arte contemporáneo realizadas entre la desde los 80 hasta el presente, indicó la argentina Inés Katzenstein, curadora de arte latinoamericano.
Según Katzenstein, esta nueva selección habla de cómo los artistas se relacionan con la historia y con el pasado, y parte de un estudio «muy detallado» de las obras donadas por la familia Cisneros al MoMa en 2016.
Ese estudio «descubre que el tema de la retrospección es fundamental y en algunas de ellas es íntima, y tiene que ver con las memorias afectivas, las familiares, con los duelos, con las formas de honrar al pasado en términos familiares», dijo la también directora del Instituto de Investigación Patricia Phelps de Cisneros para el Estudio del Arte de América Latina en el MoMA.
Agregó que, en otras obras, la relación con la historia es más amplia: es social, es también política, como muestra la primera parte, «Retornos», en que los artistas «van» a diferentes lugares del pasado para indagar en la historia.
«Esta sección está dedicada a las diferentes maneras en que los artistas latinoamericanos han estado repensando la relación con el territorio y la historia, intentando de algún modo de brindar visiones liberadoras en términos de poder producir representaciones propias del territorio en relación a la larga historia de representaciones foráneas», señaló durante el recorrido por la exposición.
Se destaca en esta sección una obra del colombiano José Alejandro Restrepo, pionero del videoarte, quien reconstruye el viaje del explorador alemán Alexander von Humboldt en 1801 por la parte norte de los Andes.
Una videoescultura con una pirámide de televisores de diversos tamaños muestra el ascenso del artista a pie atravesando el mítico Paso del Quindío, conocido por su dificultad y su importancia estratégica en la historia política de la región, según la muestra.
«Restrepo decidió rehacer ese camino en 1992 y representarlo a su manera, a partir de esta especie de pirámide de monitores que muestra ese famoso paso», comentó la curadora.
La segunda parte, «Reverberación», trata de cómo los artistas contemporáneos están lidiando con tradiciones de larga data que han sido devaluadas por la modernidad y luego recuperadas a su manera en su trabajo.
«Los artistas deciden mantener, recuperar y reforzar (esas tradiciones) en su obra», indica Katzenstein, y cita la obra del cubano José Bedia, con una carrera de cuatro décadas y quien desde los años 1980 ha sido una de las figuras más prominentes del arte de su país y trabaja sobre los mitos afrocubanos.
La tercera parte de la exposición ha sido llamada «Parentesco». «El parentesco es importante como una forma de conectarse a través del tiempo y esta es la parte más íntima y sentimental de la exposición», señala la curadora.
«La red de parentesco aparece como una forma de conexión intertemporal, y habla sobre la construcción del parentesco como forma de conexión con el pasado y, de algún modo, de sanación», comenta.