Escribe José Luis Bruzzone.
Concejal Frente de Todos.
No fue solo Macri
No fue Macri, sino el macrismo. Ahora que tanto macrista huye de Macri como de la peste, es bueno recordar que Macri hizo exactamente lo que le pidieron ellos (exactamente lo contrario de lo que en campaña de 2015 dijo que haría). Si olvidamos esto, si creemos que el experimento Macri terminó mal solo por su ineptitud, corremos el riesgo de que nos vuelvan a vender el paraíso neoliberal siempre por venir.
Apenas asumió, Macri devaluó la moneda en un cincuenta por ciento porque, según ellos, el dólar estaba atrasado y todo el sistema de precios se basaba en el dólar ilegal, así que ese «sinceramiento» no debería causar inflación. Resultado: subida de precios galopante que no pudieron frenar en los cuatro años siguientes hasta que los echamos.
Al kirchnerismo se le criticaban las retenciones a las exportaciones agropecuarias. Ese instrumento buscaba despegar el precio internacional de los alimentos de lo que pagamos los trabajadores argentinos, y además era una fuente de ingresos fiscales que permitía financiar otras políticas de desarrollo. Macri las eliminó en algunos casos o las disminuyó sustancialmente en otros, según ellos para liberar las fuerzas productivas que nos traerían una inédita bonanza a todos los argentinos.
Resultado: los precios de los alimentos se internacionalizaron y a un valor dólar exorbitante, lo que comprometió una porción cada vez más crítica del presupuesto de las familias y dejó a muchos sin comer.
El kirchnerismo no había podido resolver el tema de los subsidios a la energía (ni siquiera con la sintonía fina) lo que significaba una carga cada vez más pesada en el déficit fiscal. Macri barrió los subsidios, tirando al niño con el agua sucia de la bañera. Pero además (¿objetivo principal?) desreguló las tarifas que podrían cobrar las energéticas amigas suyas, provocando aumentos de entre quinientos y tres mil por ciento en las facturas de los hogares y de las pymes.
La recesión con inflación (o estanflación) que siguió tiene su origen en esas medidas.
La inflación que venía a combatir se disparó, así que para combatirla recurrieron al manual: subieron las tasas para enfriar la economía, secaron de pesos la calle, no emitieron, volvieron a establecer el libre cambio que yo no existe en ningún país del mundo… ¡Y al día de hoy estamos esperando una explicación de por qué si la inflación tiene un origen monetario, tuvieron los resultados inflacionarios desastrosos que tuvieron aplicando ese manual de mentiras que siguen enseñando en las facultades como si fuera la Biblia!
A pesar de las evidencias del período kirchnerista (donde conviviendo con inflación se logró bajos índices de desempleo, crecimiento, reducción de la desigualdad, desendeudamiento), convencieron los argentinos de que la inflación es el mal que causa todos los males. De ese modo cualquier cosa se convierte en sacrificable para bajarla. Incluso la producción. Incluso la gente. Combatiendo la inflación con la receta monetarista aumentaron la desocupación en un cincuenta por ciento, y llevaron la pobreza y la indigencia a índices escandalosos (con los que tiene que lidiar el actual gobierno, pandemia agravante, sin que se le permita recordar estas cosas que acá describo).
No pretendo que Macri se haga cargo de nada. Pero la verdad es que alarma que renieguen de él y de su gobierno los monetaristas que le dieron letra. Esa receta en Argentina siempre terminó en fuga de divisas, socialización de la deuda, crecimiento del desempleo y la pobreza y la destrucción del aparato productivo.
Sin embargo, ahí vuelven a la carga pretendiendo vendernos que «el dólar está atrasado» y «se va a doscientos después de las elecciones». Pretendiendo vendernos que «la voracidad fiscal afecta el desarrollo agropecuario». Que «las regulaciones cambiarias ahuyentan la inversión extranjera». ¿Habrá algún argentino que lo compre de nuevo?