Había sucedido en octubre pasado, cuando el ministro de Economía era Sergio Massa y en los súper de la cadena francesa aparecían cartelitos explicando a los consumidores la dinámica inflacionaria ascendente que torna irreales los precios para los “flacos” bolsillos de sus clientes.
Inflación desbocada y desabastecimiento: hay súper que no admiten más aumentos de sus proveedores
Pasada esa milésima devaluación de la moneda nacional, sucedió otra, ahora bajo la responsabilidad de Luis “Toto” Caputo y los efectos son los mismos pero potenciados. Los aumentos en las góndolas cuando faltan diez días para el fin de mes hacen prácticamente imposible que los consumidores adquieran productos que venían consumiendo hasta hace muy poco.
Shoppings y supermercados son las catedrales del consumo, del segmento del retail presencial, pero la variedad de productos con la que se encuentran los consumidores finales a la hora de elegir entre opciones son cada vez menos y, además, firmas como Coto y Carrefour han decidido denunciar a la industria de alimentos poniéndose del lado de sus clientes con carteles que explican: “Esta góndola está defendiendo tu bolsillo. El abastecimiento está afectado por los aumentos desmedidos del proveedor y te pedimos disculpas por el inconveniente”.
Estas leyendas se repiten en las góndolas de las 620 sucursales en todo el país de la cadena francesa que, de esta manera, advierte por la brutal aceleración de la inflación y la pérdida del poder adquisitivo de los consumidores. Cada vez precios más altos, menos stock, los consumidores se llevan menos productos y el mismo escenario que se vivía antes de las elecciones y que se repite desmesuradamente en estas Navidades y fiestas de fin de año.
Esta práctica de alertar a los clientes acerca de lo que sucede en el mercado no es oriunda de la Argentina a pesar de su inflación crónica. Carrefour comenzó a implementarla en Francia, en su país de origen, para advertir por la reduflación, otro mal que los consumidores argentinos conocen aunque no lo tengan presente cada vez que hacen las compras anonadados y anestesiados por los precios inscriptos debajo de los productos.
La reduflación significa que pagas lo mismo y compras menos. En lugar de subir los precios directamente, los proveedores de los súper que incurren en esta técnica mantienen precios pero hacen que las cantidades de lo que compramos se reduzcan. La bolsa de papas ya no lleva tanto, compras un paquete de 8 galletitas y antes por el mismo precio contenían 12 o la tableta de chocolate pesa menos y todo es así. Obligan a los consumidores a hacer dieta. Esa técnica sutil, si se la compara con los aumentos bestiales de precios, sucede en el viejo continente y en la Argentina es norma desde hace 20 años.
Los consumidores bonaerenses de Coto vieron leyendas más explícitas aún indicando con nombre y apellido de la marca la razón de la ausencia de productos. “Les informamos que la ausencia de productos es por aumentos injustificados del proveedor”, con la mención de cada uno. Un ejemplo fue Fargo.
Ese tipo de elaborados, pan artesanal de marcas como Fargo o Bimbo, directamente no se encuentran en las góndolas de los súper de cercanía, conocidos popularmente como “los súper chinos”.
Más limitados en la expresión y en la escritura sus dueños directamente traen segundas y terceras marcas, envasan pan común y no hay productos que, a comienzos de diciembre, todavía se encontraban disponibles.
La anunciada llamarada inflacionaria seguida de estancamiento con una buena dosis de desabastecimiento, anunciada por las nuevas autoridades como una novedad de los efectos por sus medidas económicas adoptadas para evitar una hiperinflación, llegaron. Aunque no está claro que el temido escenario hiperinflacionario pueda evitarse a juzgar por los aumentos en las listas de proveedores de los supermercados en la Argentina.