Cuando se estrenó Elvis en 2022, mucho se habló de la historia del rey del Rock and Roll pero poco se habló de su relación con su gran amor. Ahora que hace una semana llegó Priscilla a la gran pantalla, una película donde se puede ver el lado B del histórico cantante, los espectadores han debatido mucho sobre cómo fue en realidad aquel vínculo.
Elvis y Priscilla no lo contaron: el detalle que omitieron las películas tras el fin de su relación
Todas las historias tienen varias versiones y, en este caso, hay dos. El mundo del cine claramente se encargó de retratar ambas visiones que son completamente opuestas: el Elvis de Baz Luhrmann mostró la manipulación que el cantante sufrió por parte de su manager, el dolor de la pérdida de su madre y ahondó un poco en los excesos; mientras que en el de Sofia Coppola se lo puede ver cómo era realmente con su pareja, a través de los ojos de su esposa, quien a lo largo de la relación ha sido moldeada a su gusto hasta que ella finalmente se cansa y decide acabar con todo.
“No me divorcié de Elvis porque no lo amara, era el amor de mi vida”, había confesado Priscilla Presley en una entrevista con Loose Women en 2016. “En todo caso, me fui porque necesitaba saber cómo era el mundo. Pero lo maravilloso de nuestra relación es que todavía nos amábamos”, había agregado al respecto.
Las declaraciones reflejan exactamente las memorias que publicó en 1985 tituladas Elvis and me (Elvis y yo), que fueron de vital importancia para la creación de la película de Sofia Coppola. En la cinta protagonizada por Cailee Spaeny y Jacob Elordi se puede ver una historia de amor, pero también una historia de machismo y abuso de poder, ya que ella tenía 14 años y el 24 cuando se conocieron. Mientras que en la versión protagonizada por Austin Butler omite este hecho y Priscilla pasa a un segundo plano.
Si bien cada cinta tiene su visión diferente, ambas omiten un detalle sumamente importante: a pesar de las infidelidades, el control que ejercía sobre ella y la separación, Priscilla fue quien salvó el legado del rey del Rock and Roll.
El testamento de Elvis nombraba a su padre Vernon como albacea de su patrimonio y a su única hija Lisa Marie como heredera. Sin embargo, antes de morir en 1979, Vernon pasó sus responsabilidades a Priscilla, el contador de Elvis, Joseph A. Hanks y un banco. El trabajo de su exesposa era mantener el patrimonio hasta que Lisa cumpliera los 25 años, pero antes de que sucediera descubrió una verdad: cuando llegara ese momento no quedaría nada.
¿Cómo había sucedido esto? Elvis no había planificado muy bien sus finanzas y su legado financiero prácticamente no existía. Durante sus seis años de matrimonio con el cantante ella nunca se había involucrado en presupuestos ni finanzas, pero sabía que el cantante solía hacer grandes gastos.
Cuando Priscilla tomó control, el mantenimiento de la mansión de Graceland había dejado la fortuna de Elvis en tan solo $1 millón, una cifra claramente impactante ya que se trataba del artista más vendido de la historia. Sólo la mansión de Graceland costaba 480.000 dólares al año en impuestos, seguros y la seguridad de 24 horas que vigilaba la tumba del cantante.
Si bien Priscilla podría haber vendido la emblemática mansión, decidió tomar otro camino: contrató a un corredor de bolsa llamado Jack Soden para que la ayudara y abrió Graceland como atracción turística.
La icónica propiedad comenzó a recibir visitantes en junio de 1982, con tours y visitadas guiadas para los fanáticos. Además, la empresa fundada para gestionar este negocio adquirió el alquiler a largo plazo de una propiedad en la calle de enfrente donde solo podían vender merchandising de Elvis. Cuando el contrato finalizó, en 1987, éste fue convertido en un museo. Luego lo compraron en 1993 y lo nombraron Plaza Graceland.
Fue así como, bajo el liderazgo de ella, el patrimonio de Elvis pasó a estar valorado en $100 millones en los diez años siguientes de abrir la mansión.
Según Forbes, Presley fue la segunda persona fallecida mejor pagada de 2023 habiendo cosechado otros $100 millones a través de las visitas a la mansión, merchandising, entre otros negocios.