Nuevamente los docentes, padres y alumnos que durante años perseveraron y gestionaron hasta que Mario Meoni convirtió el sueño de la sede propia en una realidad, se tienen que distraer de sus ocupaciones pedagógicas y proyectos escolares para resolver lo que Petrecca les niega.

Mientras ellos tienen que salir a «vender ladrillos de 300 pesos» el intendente recibe cada año millones de pesos del fondo educativo provincial. Más de 14 millones en lo que va de este año. Junín tiene asignados para 2022 más de 143 millones de pesos, un promedio de $575.000 por día hábil, que se acreditan en arcas municipales para obras y programas educativos

No es nueva esta política mezquina de guardar los recursos en plazo fijos y postergar las necesidades de los juninenses con tal de obtener una «renta bancaria de libre disponibilidad». Ya se ha convertido en una escena cotidiana del Pro Juninense que venimos haciendo visible año tras año.

Tampoco es nueva la actitud de los consejeros escolares oficialistas que, reciben los reclamos pero eligen cuidarle la billetera al patrón y terminan siendo su rueda de auxilio. Ante la negativa del municipio de desembolsar estos recursos que acumula con dudosa finalidad. Que desdibujado queda entonces el rol de los funcionarios que en lugar de canalizar necesidades, emparchan.

Esta discusión va más allá de una rivalidad de partidos políticos sino que interpela el doble discurso de hablar de compromiso y darle la espalda a las escuelas. Están a tiempo de intervenir, todo el tiempo, y que esta y otras instituciones puedan aprovechar lo recaudado para algún otro fin específico. Ojalá recapaciten.

Alejandro Braga, Ex Presidente del Consejo Escolar de Junín