Hace un año, el cielo para los argentinos brilla con una estrella más, hace 365 días, Gonzalo Montiel caminó con un propósito los aproximados 40 metros para sentenciar con su penal la historia del Mundial de Qatar 2022.
A un año de Argentina campeón del mundo, el fútbol es un deporte más justo
Tras 120 minutos repletos de dramatismo y una definición desde los 12 pasos apasionante con Emiliano «Dibu» Martínez como bandera, Argentina superó a Francia, Lionel Messi levantó la Copa del Mundo y el fútbol se volvió un deporte un poco más justo.
El astro del fútbol argentino y mundial tuvo su merecida noche de coronación en tierra qatarí. En Argentina se rogó e imploró por ese momento que se volvió un pedido universal en el que los fanáticos de este apasionante deporte soñaban con ver al rosarino levantar el trofeo y así saber «cuanto pesa» como aseguró en varias ocasiones el mítico Diego Armando Maradona.
Del sueño a la realidad pasaron 120 minutos, dos goles de Messi y uno de Ángel Di María para la Selección nacional, mientras que Kylian Mbappé se disfrazó de antagonista con un triplete que forzó la tanda de los penales y el arquero argentino se convirtió en héroe tapando un mano a mano en el suspiro a Randal Kolo Muani.
Por su parte, Argentina fue pura eficacia, Messi, Paulo Dybala y Leandro Paredes convirtieron sus penales y Montiel, quien ni se inmutó ante Hugo Lloris, acomodó el balón, tomó carrera, respiró hondo, remató cruzado, le dio la tercera Copa del Mundo a la Selección argentina y pasó a la inmortalidad.
El camino no fue sencillo para la «Scaloneta»: con un invicto de poco más de tres años y 36 partidos en su haber sin derrotas, el debut ante Arabia Saudita era más que auspicioso, sin embargo, el trámite no fue el esperado, Argentina -que sufrió la anulación de tres tantos- se puso en ventaja con un penal convertido por Messi, pero los asiáticos sorprendieron y dieron vuelta la historia para llevarse el triunfo por 2 a 1.
«Es un golpe muy duro para todos, pero que confíe la gente que este grupo no la va a dejar tirada», aseguró el capitán argentino post derrota y esto fue el puntapié inicial para que el país persiga la palabra de su «Mesías» a rajatabla.
Posteriormente llegaron los triunfos ante México por 2 a 0 (Messi y Enzo Fernández) y Polonia también con un 2 a 0 (Alexis Mac Allister y Julián Álvarez), que le permitió al conjunto argentino finalizar primero en el Grupo C y despertó las palabras de reconocimiento de su entrenador, Lionel Scaloni: «Es emocionante verlos jugar a ellos. Quien no se siente identificado con este equipo es porque no quiere a la Selección argentina».
En octavos de final, Argentina debió trabajar más de la cuenta para superar a Australia por 2 a 1. en el cierre, el encuentro le puso dramatismo en una acción que «Dibu» Martínez logró dominar vaticinando que sería su Copa del Mundo.
En la instancia siguiente, el destino puso en el camino a Países Bajos, un viejo conocido en citas mundialistas.
«Ayer practicamos un poco de penales, creo no agarré uno, tranqui, no practico más. Si se da, se da, es suerte. Creo que atajé los dos primeros y al arquero (Andries Noppert) lo bajé moralmente», confesó «Dibu» Martínez una vez consumado el triunfo 4 a 3 desde los 12 pasos.
El delantero de Manchester City se llevó todos los focos al convertir un tanto de contraataque que hizo recordar a Mario Kempes en sus años como futbolista nacional, aunque el surgido en River, le bajó los decibeles a la acción: «Vi que varios compañeros cruzaron por ahí, la cancha me iba picando medio mal, iba cruzando mucha gente. Por suerte me fue quedando, y llegó el gol que nos tranquilidad».
Cinco días más tarde, el 18 de diciembre (hace exactamente un año), se vivió lo que muchos consideran «la mejor final de la historia de los mundiales». Argentina mereció llevarse el triunfo en tiempo regular, pero, una vez más, el destino le puso en el camino la «cuota de sufrimiento».
Montiel convirtió su penal, la «Scaloneta» alcanzó la gloria luego de 36 años y Maradona dejó de ser utilizado como el último héroe para abrirle paso a la mesa chica a Messi, quien levantó el trofeo que buscó durante 16 años de carrera. Desde aquella noche en el estadio Lusail Iconic, el fútbol se volvió un poco más justo y el mundo luce más ordenado.
Jamás en la historia de este deporte hubo tanta necesidad de que un futbolista gane la Copa del Mundo. Tantas veces se le hizo esquiva -incluyendo lo cerca que estuvo en Brasil 2014- y, sumado a las críticas desmedidas por las finales perdidas, hicieron pensar que jamás se vería esa imagen. Sin embargo, Messi siempre lo supo y a los 35 años (cuando muchos futbolistas están en el ocaso de su carrera), disputó un torneo excelso, en el que marcó siete goles en igual cantidad de presentaciones y, no solo unió a todo un país en la alegría, sino que volvió al mundo y reafirmó su
lugar de privilegio en el fútbol.