Carta abierta de Flor de la V en respuesta a Nicolás Márquez
Desde que leí lo que Manu Lozano, presidente de la Fundación Sí, compartió sobre el periodista que escribió un libro sobre la vida de Milei, me he sentido profundamente afectada. No sé si él y Márquez son amigos, pero parece que sí lo son, al punto de compartir momentos en la Quinta de Olivos. No puedo evitar sentir indignación ante esto. Pero quiero centrarme en Manu Lozano y enviarle un abrazo y todo mi reconocimiento, tanto por su labor a lo largo de los años ayudando a mucha gente, como por el valiente testimonio sobre su propia familia.

Él era abanderado, un excelente alumno, pero sus compañeros lo humillaban cuando lo veían orgulloso de serlo. Recuerdo las palabras que le gritaban, palabras que hieren y marcan. Cuando reveló a su familia que era homosexual, lo enviaron a terapia con un psicólogo siniestro que le sugería técnicas de suicidio. Además, su hermana fue enviada al extranjero para estudiar, lejos de él. Esta historia es desgarradora y nos recuerda la importancia de la empatía y el respeto hacia las personas.

Hoy se cumplen 12 años de la ley de identidad de género, una ley que marcó un hito en nuestra sociedad. Antes, para cambiar la identidad en el DNI, debías someterte a análisis y estudios, como si ser diferente fuera una enfermedad. Esta ley eliminó esa exigencia, permitiendo a las personas ser quienes son sin discriminación.

Sin embargo, aún enfrentamos discursos de odio como el de Nicolás Márquez, quien sugiere que todas las personas LGBT son enfermas. Esto es peligroso y fomenta el estigma y la discriminación. Es crucial que quienes ocupan cargos de poder se pronuncien en contra de este discurso, mostrando un compromiso real con los derechos humanos.

La feria del libro fue testigo de las consecuencias de tales discursos. La gente le dio la espalda a Márquez, lo cual es un paso en la dirección correcta. Me gustaría compartir la entrevista de Fernando Dente, quien expresó su opinión sobre el tema. Es fundamental que las personas afectadas se pronuncien y compartan sus experiencias.

Quiero destacar que todos merecemos amar y ser amados. Personalmente, luché durante años contra mi propia identidad, tratando de encajar en una sociedad que me rechazaba. Pero un día decidí aceptarme y luchar por mi felicidad. Construí una carrera, formé una familia y encontré el amor, demostrando que todos merecemos vivir libres de discriminación.

El amor es la clave para superar la intolerancia y el odio. Debemos promover la inclusión y el respeto hacia todas las personas, independientemente de su orientación sexual o identidad de género. Es hora de construir un mundo más amoroso y compasivo, donde todos podamos vivir sin miedo ni discriminación.

Agradezco a todos los que se comunicaron conmigo y me animaron a hablar sobre este tema. Es importante alzar la voz contra el odio y la discriminación, y trabajar juntos para construir un mundo más justo y compasivo para todos.