«Si joden, van a terminar con los chanchos». El comentario en tono jocoso lo repetía Emerenciano Sena a sus empleados y amigos. Pero también se los decía, con el desparpajo que da la impunidad, a altos funcionarios del gobierno de Jorge Milton Capitanich.
Corrupción, hijos del poder y plata sucia: crónica de un femicidio en Chaco que conmociona al país
Mientras tanto, la única víctima en todo este entramado político se llama Cecilia Strzyzowski, que desapareció el 2 de junio y todos la dan por muerta. Los abogados de la familia acaban de confirmar que en Chaco no cuentan ni con peritos ni con antropólogos forenses. Temen chocar contra una pared de impunidad.
Los chanchos deambulan libremente por su criadero ubicado en uno de los campos que le obsequió la gobernación del Chaco a la Fundación que lleva el nombre de su fallecido suegro. Allí se realizaron rastrillajes buscando los restos del cuerpo de Cecilia. Dos semanas después, ya nadie custodia esos campos, ubicados en Campo Rossi, a 15 kilómetros al norte de Resistencia.
Cecilia conoció al hombre de su vida a comienzos del año pasado por la red social Tinder. Chatearon seis meses hasta que decidió frecuentar a Cesar Sena que la enamoró con sus 19 años de edad. La familia de Cecilia siempre creyó que Sena era mayor. Se casaron en septiembre con la familia del novio ausente. Se trataba del matrimonio más temido del norte argentino.
Emerenciano supo aprender de los maestros de la extorsión. Afianzó sus relaciones con la política de la mano de Ángel Rosas, caudillo radical, a comienzos del siglo y construyó un emporio gracias al padrino de su boda. Capitanich celebró la unión entre su querido Emerenciano con la dominante y celosa Marcela Acuña, empleada, por aquellos tiempos, del Ministerio de Desarrollo Social de la Nación de Alicia Kirchner.
En las Pascuas del 2009 se enfrentaron a los tiros con Sergio Schoklender. El procesado por lavado de activos se asustó del piquetero. El ex hijo putativo de Hebe de Bonafini le reclamaba la demora en la construcción de viviendas y que se estaba «patinando» los fondos públicos. Los barras y matones de Ciudad Oculta que viajaron a Resistencia volvieron sin el pan ni sin la torta.
Sena redobló la apuesta. Se quedó con el obrador. Le sacó la referencia a Sueños Compartidos y lo bautizo con su nombre. 424 millones de pesos manejo Chaco del programa Sueños Compartidos. La tercera parte de la fortuna. Sena sumó más poder. Abrió escuelas, jardines, radio, centro de salud y plazas. Funcionó como la fuerza de choque contra otros piqueteros y protestas sociales. Se nombró director de escuela sin tener título habilitante y consiguió que le cajoneen todas las causas judiciales en su contra.
Escribió libros prologados por su padrino de bodas, viajo a presentarlo a Cuba con Cristina Kirchner, impidió que Mauricio Macri descendiese en suelo chaqueño cuando arrancaba su mandato y se rio del Covid tosiendo en la cara de sus críticos. Hoy el pueblo chaqueño cree que la justicia evitará su culpabilidad en el hecho aberrante que conmociona a un país.
Cecilia fue vista por última vez ingresando al chalet de la familia Sena. Las cámaras son determinantes. La noche del 1 de junio la recibieron en su casa Emerenciano, Marcela Acuña y el hijo de la pareja. Cecilia no salió de allí. Uno de los detenidos, casero de los Sena, asegura que la joven salió de allí viva y fue asesinada entre los chanchos. Allí Emerenciano y su esposa, no estaban.
Melgarejo declaró luego de una feroz golpiza en prisión. Cesar Sena escribió de puño y letra que su ex abogado defensor miente. Díaz lo mandó en cana dando a entender que fue el joven em único asesino. Hay mucho interés en que todo termina allí. Si cae Emerenciano, caen todos. Policía, políticos, jueces y fiscales. ¿Caerá un feudo?