El mendocino, que se alejó del PRO cuando el partido amarillo a nivel nacional decidió darle la espalda a su candidatura a gobernador y en cambio apoyar al radical Alfredo Cornejo, se unió al Gobierno en los albores de la gestión libertaria, y desde el 28 de diciembre que ejerce como secretario de Relaciones Parlamentarias, dependiente de la Jefatura de Gabinete.

El único diputado nacional que le responde, Álvaro Martínez, también siguió sus pasos y se unió formalmente a la bancada de La Libertad Avanza.

La renuncia de Nicolás Posse como jefe de Gabinete, que allanó el camino a Guillermo Francos para que ocupara ese rol estratégico en el Gobierno, de alguna forma resintió a De Marchi y su estabilidad en el Gobierno.

En la Casa Rosada no le reprochan nada en especial al mendocino, y tampoco Francos tiene una mala relación con él, pero el cambio de ciclo y el hecho de no haber tenido un papel destacado en las negociaciones por la Ley Bases, lo ponen con un pie y medio afuera del Gobierno.

Con su salida casi confirmada, De Marchi debe recalcular su futuro político, que seguirá estando vinculado al oficialismo.

Si Milei no le encuentra un destino inmediato dentro de la estructura del Gobierno, deberá esperar al 2025 para jugar en su provincia y desafiar a Cornejo.

De Marchi tiene con qué basar sus ambiciones: sacó casi 30 puntos en las elecciones a gobernador de Mendoza, a tan sólo 10 del ganador Cornejo. El estrechamiento de sus vínculos con el Gobierno podrían ayudarlo a dar el batacazo y desplazar al radicalismo al segundo lugar en las elecciones intermedias.

Luego de la aprobación de la ley Bases, el mendocino salió rápido a celebrar en sus redes sociales, a través de las cuales afirmó que “Argentina comienza a transitar un camino que conduce al desarrollo y al progreso, poniendo a nuestro país, de la mano de la libertad, en el lado correcto del mundo”.

También destacó la tendencia a la baja de la inflación: “No hay magia, hay trabajo y buenos equipos”.