Con el calentamiento previsto a futuro, las olas de calor y los eventos extremos como los que enfrentó la ciudad bonaerense “serán más comunes”, afirmaron.
Expertos concluyen que la inundación de Bahía Blanca fue favorecida por el cambio climático

La organización World Weather Attribution (WWA), formado por investigadores del clima de todo el mundo, afirmó que el temporal que azotó Bahía Blanca este 7 de marzo tuvo condiciones favorecidas por el cambio climático, que hace que “las altas temperaturas sean mucho más frecuentes e intensas”. Y estimaron que las olas de calor y los eventos extremos como los que enfrentó la ciudad del sudoeste bonaerense “serán más comunes en un clima 2.6° C más cálido en comparación con niveles preindustriales”.
El estudio explica también las condiciones climáticas que atravesó la región los siete días previos al fenómeno, las relaciona con el calor extremo que azotaba a buena parte del país, principalmente el norte, y habla sobre una característica que tuvieron esas jornadas: la intensa humedad.
“El cambio climático está haciendo que las altas temperaturas sean mucho más frecuentes e intensas”, advirtieron en el informe, titulado “Eventos consecutivos de calor extremo e inundaciones en Argentina evidencian el desafío de gestionar riesgos cada vez más frecuentes e intensos en un clima en calentamiento”. Y estimaron que con el calentamiento previsto a futuro, las olas de calor y los eventos extremos como los que enfrentó Bahía Blanca “serán más comunes en un clima 2.6° C más cálido en comparación con niveles preindustriales”.
PANORAMA
Los profesionales, citados por La Nueva, brindaron un exhaustivo panorama sobre la manera en que se dio la tragedia del 7 de marzo: “La ciudad fue testigo de una lluvia excepcionalmente extrema de más de 300 mm en solo 8 horas. Esta cantidad no tiene precedentes en los registros meteorológicos observados de la ciudad (1956-2025), y representa casi la mitad de la precipitación anual total según la climatología de 1991-2020 (639 mm). El evento ocurrió en el contexto de varios días de clima cálido y alta humedad atmosférica“.
Y explicaron: “El evento de lluvia fue causado por la interacción entre el avance de un frente frío y la presencia de una masa de aire inestable, cálida y húmeda que persistió durante varios días sobre gran parte de América del Sur”, una característica común en la región, pero “el clima cálido anómalo y la alta humedad atmosférica promovieron la severidad del evento de lluvia”.
En este sentido, el evento “fue desencadenado por un frente frío que permaneció casi estacionario durante la duración del evento, causando una tormenta que inundó la ciudad y las áreas circundantes. Una semana antes del evento, Bahía Blanca había registrado más de 80 mm de lluvia, un factor que pudo haber condicionado la saturación del suelo antes de la inundación”, agregaron.
“En los días previos, la última de estas olas de calor coincidió con las masas de aire que fueron responsables de la lluvia extrema, causando condiciones cálidas y húmedas que llevaron a niveles elevados de incomodidad térmica y lluvias en regiones vecinas. En este estudio, realizamos análisis de atribución de eventos tanto de la lluvia extrema como de los meses de verano excepcionalmente cálidos que presenciaron múltiples olas de calor”.
Mediante un análisis basado en patrones y tendencias climáticas de regiones particulares, los investigadores determinaron que olas de calor tan extremas como las vividas en el sur de Sudamérica desde diciembre pueden darse, en las condiciones actuales, una vez cada 50 a 100 años. No obstante, sin el incremento en la temperatura global de 1,3°C comparado con la época preindustrial debido a las emisiones de gases de efecto invernadero, este fenómeno habría sido “prácticamente imposible”. Si el calentamiento llegara a los 2,6°C, eventos como este se volverán “frecuentes”.
IMPACTO
Otra advertencia del informe fue sobre el impacto que tienen estos fenómenos entre la población. Los más afectados suelen ser los sectores de la economía informal, quienes “son sensibles a choques climáticos”, agrega el documento, fundamentado en la interrupción que generan estos eventos en su actividad laboral.
“Casi el 50% de la población urbana de Argentina está empleada en la economía informal y una gran proporción de los medios de vida urbanos son sensibles a los choques climáticos, por ejemplo, debido a la interrupción del empleo y la exposición al calor”, desarrollaron.
“Se estima que la mayor pérdida de productividad debido al calor extremo se observa en el trabajo de construcción, seguido por la industria de servicios y la manufactura, que a menudo está sujeta a empleo informal”, precisaron.