Omar Sifuentes es un peluquero de 44 años, oriundo de Neuquén, que está a punto de ver materializado uno de sus mayores sueños. Él lo tenía clarísimo. Mientras otros nenes querían el Family Game o la bici todo terreno, Omar se imaginaba como el dueño de un fitito, de uno de esos que habían revolucionado la industria automotriz en la Argentina desde 1960, pero que ya mostraban óxido y muchas veces andaban a los empujones en las calles.
Fanático del Fiat 600 lo convirtió en una limusina y se volvió viral
Cuando empezó a trabajar y con algunos ahorros, volvió sobre sus sueños de la niñez y le compró el primer Fiat 600 a uno de sus hijos. También le regaló otro fitito a su hermano, otro «loco» de los fititos.
Según cuenta LM Neuquén, en el 2019 le puso primera a su proyecto personal, que tiene además el acompañamiento de su mujer, Taty, y sus hijos. Construir una limusina con dos Fiat 600 era la meta, un poco loca y arriesgada pero por demás desafiante. Compró un fitito en Cipolletti y esa fue la base del proyecto, que tenía sangre de campeón. Ese 600, que hacía años había sido traído de Buenos Aires, tenía como titular original a la mamá del histórico boxeador Ringo Bonavena.
«Con ese fitito, el que fue de la mamá de Ringo y otros dos cascos que me regaló un chapista de Roca, empecé a trabajar en el proyecto. Lo hice todo yo, con la ayuda de mi familia, de mi hermano y de chapistas y mecánicos que me fueron guiando. Hay algunos detalles, pero quise dejarlos a la vista para que se note que es un proyecto hecho por las manos de alguien que fue aprendiendo en el camino», contó Omar a LMCipolletti.
En un taller de Allen donde los dueños le cedieron un espacio para despuntar el vicio, Omar aprovecha cada lunes de franco de los peluqueros para hacer lo que más le gusta. La «limofitina» tiene 4 puertas y una se abre como ala de gaviota. En el interior pueden viajar seis personas y debido a que la extensión de la carrocería sumó peso, más adelante le colocará un motor de Fiat 128 – 1100 cm3.
«En los encuentros de Fiat 600 me encontré con gente muy distinta, con anécdotas cargadas de emoción. La calidad humana del tipo que anda en un 600, no sé por qué es distinta. Yo paraba en la ruta con el 600 de mi hijo para hablar por teléfono y siempre paraban varios para ver si me había pasado algo. Lo que genera es fitito es incomparable. Es un bichito muy simpático, sin igual», agregó Omar, que integra un grupo de amantes del fitito que se llama «Renegados del 600».
Si todo sale como tiene previsto, en unos meses más la «limofitina» de Omar rodará por las rutas y caminos de la región.