Javed Iqbal Umayr, más conocido como «el monstruo de Lahore» fue un asesino serial pakistaní que violó y mató a unos 100 niños y adolescentes, todos ellos varones.
Javed Iqbal Umayr, «el monstruo de Lahore»: violó y mató a unos 100 niños y adolescentes
Igbal Umayr era el sexto de ocho hijos de un padre que era empresario y que le dio la mejor educación en un colegio privado en el cual era un alumno promedio.
Cuando aún era estudiante, en 1978, abrió un negocio dedicado a la remodelación de acero, al tiempo que se sabía que vivía en una villa que su padre le compró en Shadbagh junto a sus otros hermanos.
En diciembre de 1999, Iqbal Umayr envió una carta a la Policía y al director de noticias de un periódico de Lahore, Khawar Naeem Hashmi, para confesarles que había violado y asesinado a unos 100 niños y adolescentes fugitivos y huérfanos, todos de entre 6 y 16 años, quienes vivían en las calles de Lahore.
En la misma carta, afirmó haber estrangulado y desmembrado a los niños y que se deshacía de los cuerpos disolviéndolos en ácido, arrojando los restos que quedaban a un río.
La Policía halló en su casa manchas de sangre en las paredes y el piso, junto con la cadena con la que Iqbal Umayr afirmó haber estrangulado a sus víctimas y fotografías de muchos de los niños en bolsas plásticas.
Asimismo, había dos baldes con ácido y dentro restos humanos parcialmente disueltos para que la Policía los encontrara, con una nota que afirmaba que los cuerpos de la casa no habían sido desechados deliberadamente para que las autoridades los encontraran.
El múltiple homicida también reveló que planeaba ahogarse en el río Ravi luego de sus crímenes, pero después de buscar sin éxito el río con redes, la Policía lanzó la persecución más grande en la historia de Pakistán.
Cuatro adolescentes cómplices, quienes habían compartido el piso de tres habitaciones de Iqbal Umayr, fueron detenidos en Sohawa.
Días después, uno de ellos murió bajo custodia policial y una autopsia sugirió que se había utilizado la fuerza en su contra, pero el informe oficial señaló que, supuestamente, saltó desde una ventana.
Al parecer, este sujeto cometió esas violaciones y crímenes por un enojo que arrastraba desde la década del `90, cuando fue detenido por la Policía, acusado de un acto de sodomía contra un joven fugitivo, pero luego no se presentaron cargos en relación con este delito. La madre sufrió mucho al ver a su hijo acusado de ese acto y luego murió de un infarto.
Este hecho, llevó a Iqbal Umayr a «hacer llorar a 100 madres por sus hijos», como su madre se había visto obligada a hacerlo por él antes de su muerte.
Este sujeto se entregó en las oficinas del diario Daily Jang el 30 de diciembre de 1999, con el objetivo de evitar que la Policía lo mate, como él señalaba.
El acusado fue condenado a muerte y el juez dictó sentencia: «Serás estrangulado hasta la muerte delante de los padres cuyos hijos mataste, tu cuerpo será cortado en 100 pedazos y puesto en ácido, de la misma manera que mataste a los niños».
Esta situación generó la intervención del ministro del Interior de ese país, Moinuddin Haider, quien contradijo la sentencia al afirmar que Pakistán es signatario de la Comisión de Derechos Humanos, por lo que «tales castigos no están permitidos».
Fue así que Iqbal Umayr se ahorcó en su celda el 8 de octubre de 2001, antes de que pudiera llevarse a cabo la ejecución, y otro «cómplice» fue ahorcado en una celda cercana esa misma noche.