En ocasiones anteriores, e incluso desde la propia clase política, se intentó bajarle el precio a las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO), al tildarlas de «gran encuesta nacional» que, en los hechos, permitía establecer niveles más o menos concretos de fortaleza electoral de quienes aspiraban a competir en los posteriores comicios generales.
Mucho más que una «gran encuesta nacional»: el próximo Gobierno comienza a resolverse en las PASO
Pues bien, nada más alejado de la realidad en esta oportunidad. Las internas del domingo que viene exceden largamente en importancia a lo que podría verse como un trámite cívico de mero perfil estadístico o testimonial, según comentaban dirigentes y analistas políticos en medios de comunicación años atrás: se trata de una votación que reúne en 2023 el potencial necesario como para empezar a resolver quién gobernará la Argentina a partir del próximo 10 de diciembre.
La carrera por la sucesión en la Casa Rosada se largó apenas el presidente Alberto Fernández, corrido definitivamente hoy del centro de la escena en la campaña electoral del oficialismo, desistió de competir por una renovación de mandato. El jefe de Estado plantó bandera blanca en el campo de batallas tras largos meses de soportar ráfagas de «fuego amigo» por parte del kirchnerismo, ácido crítico de su gestión.
Con Fernández fuera de combate y tras un cierre de listas algo traumático, en el que rodaron escaleras abajo las aspiraciones de la vicepresidenta Cristina Kirchner de lanzar a la arena a Eduardo «Wado» de Pedro, su «hijo dilecto» de la -según ella- «generación diezmada», la dupla Sergio Massa-Agustín Rossi se embarcó en una cruzada proselitista en pos de lograr que el peronismo se mantenga en el Gobierno: a pesar de los errores cometidos desde 2019 a la fecha, como admitió el propio ministro de Economía.
Se espera que Massa derrote en las urnas el próximo domingo 13 de agosto a Juan Grabois en la interna de Unión por la Patria (UxP), más allá del respaldo que el dirigente social pueda obtener en el cuarto oscuro de parte de la militancia K que comulga más con sus ideales que con el perfil moderado, de centro y «políticamente correcto» del líder del Frente Renovador: cada día parece más claro que su designación como precandidato presidencial obedeció a una decisión rabiosamente pragmática del justicialismo (con el kirchnerismo adentro) con fines de supervivencia en el poder.
Como sucedió en 2019 con Fernández, el peronismo volvió a recurrir a un dirigente no K y otrora crítico del universo cristinista para encabezar un proyecto electoral: en esta ocasión, no con el objetivo de desbancar al Gobierno de Cambiemos encabezado por Mauricio Macri, sino para jugarse el resto en las urnas esperando que al menos el voto cautivo de arraigo cultural en el conurbano le posibilite sostener el bastión de la estratégica provincia de Buenos Aires.
Justamente Cristina, de contadas apariciones públicas hasta el momento en la campaña, se reunió días atrás -y no por casualidad- con Fernando Espinoza, intendente de la populosa La Matanza. Allí, el jefe comunal enfrentará en una interna a Patricia Cubría, del Movimiento Evita. Por ese motivo, el encuentro entre ambos fue visto, además, como una muestra de apoyo de parte de la titular del Senado hacia el dirigente justicialista.
Con más de 1,8 millones de habitantes, La Matanza claramente es un distrito clave para las ambiciones del peronismo de conservar el poder en la Provincia -con Axel Kicillof como gobernador-, mientras dirigentes camporistas como Máximo Kirchner y/o el propio «Wado» de Pedro se mantienen a baño maría otros cuatro años más, arropados lógicamente bajo el generoso paraguas de la función pública, mientras aguardan alcanzar el punto de maduración necesario como para empezar a liderar -léase, conducir- por sí mismos. ¿Cuánto tiempo más les llevará?
«Axel» y «Kirchner», en los afiches
En este sentido, UxP pegó afiches en distritos del conurbano promocionando las precandidaturas de «Axel», a secas, y de «Kirchner», por Máximo, buscando obviamente vincular al presidente del Partido Justicialista (PJ) bonaerense con su madre y padre, para tratar de resaltar su figura. A propósito del diputado nacional y líder de la agrupación ultra-K La Cámpora, también en los últimos días su participación en la campaña proselitista se ha tornado intermitente.
Massa, por su parte, combinó visitas al Gran Buenos Aires con recorridas por el interior del país, con escalas en territorios hostiles para el peronismo kirchnerista, como la provincia de Córdoba. Allí, volvió a caminar por la cuerda floja en su doble rol de ministro de Economía y precandidato presidencial del oficialismo, sobre todo cuando debió responder a un periodista que se «hizo el picante», como el mismo funcionario le manifestó, al preguntarle por la disparada del dólar blue y los niveles de inflación en la Argentina.
Sin demasiado margen para lanzar promesas de campaña, Massa se esfuerza para mantener con vida las esperanzas de los estrategas electorales de UxP de alcanzar una diferencia de al menos 10 puntos en las PASO con respecto al precandidato más votado de otra fuerza política. Eso le permitiría, según fuentes del espacio consultadas por Noticias Argentinas, navegar en aguas relativamente calmas -o no tan complejas de timonear- hasta los comicios generales del próximo 22 de octubre, con la expectativa incluso de robustecerse.
Asimismo, una doble expectativa revolotea por estos días en torno de la figura de Grabois: por un lado, qué porcentaje obtendrá finalmente el domingo que viene, apuntalado como se presume que ocurrirá por el votante más duro del kirchnerismo. Algunas encuestas lo ubican incluso por encima de ese techo de 5 o 6 por ciento imaginado en un principio. En segundo lugar, está por verse después de las PASO qué ocurrirá con ese caudal de sufragios: ¿irán todos a Massa o existe riesgo de fuga hacia ofertas más perfiladas hacia la izquierda?
Es de prever que el peronismo, llegado el caso de que perciba en efecto ese peligro latente de cara a las elecciones de octubre, active campañas vinculadas con la importancia del llamado «voto útil» para lograr su supervivencia en Balcarce 50. De momento, en el entorno del ministro de Economía aguardan con energías positivas las primarias. Mientras tanto, durante este fin de semana jugaban al misterio sobre cuándo y dónde encabezará Massa su acto de cierre.
Sí está confirmado que en los próximos días el líder renovador protagonizará más encuentros de cercanía y se espera que mantenga como ejes centrales de su discurso proselitista «la unidad, el orden y el futuro», en un intento por generar esperanza y conservar encendida una luz al final del túnel, según dijeron a esta agencia voceros de UxP. Además, probablemente se lo escuche insistiendo en la necesidad de reforzar la seguridad ciudadana, con el foco puesto, en especial, en la prevención del delito en zonas calientes de la provincia de Buenos Aires y del interior del país, como por ejemplo en Rosario.
En tanto, por el lado de la oposición, la precandidata presidencial de Juntos por el Cambio (JxC) Patricia Bullrich planea visitar esa misma ciudad santafecina el próximo martes, antes de mostrarse al día siguiente en Córdoba, también con su compañero de fórmula, Luis Petri, para luego encabezar un acto en Lanús el jueves próximo junto al intendente local, Néstor Grindetti, aspirante a la Gobernación bonaerense.
Bullrich y su rival en la interna de JxC, Horacio Rodríguez Larreta, lograron finalmente limar asperezas y acordaron aguardar en un búnker conjunto los resultados de la votación del próximo domingo. El alcalde porteño tiene pensado desembarcar en Córdoba el martes que viene y estar el miércoles en Rosario, apenas horas después de que el candidato a gobernador de Santa Fe Maximiliano Pullaro le manifestara públicamente su apoyo, al igual que Juan Pablo Poletti. El ex director del Hospital Cullen compite por la intendencia de la capital provincial tras haber ganado las PASO en la lista de la bullrichista Carolina Losada.
El miércoles que viene, Horacio Rodríguez Larreta también se mostrará en Paraná junto al ex ministro del Interior de Cambiemos Rogelio Frigerio, que busca arrebatarle al justicialismo la Gobernación de Entre Ríos. En tanto, al día siguiente, el próximo jueves, antes del comienzo de la veda electoral (el viernes 11 a las 8 de la mañana), está previsto que encabece un acto de cierre de campaña federal en La Plata, junto a referentes del interior del país y a su precandidato a gobernador bonaerense, Diego Santilli.
«Como mucho, vas a ganar por muy poco»
Al igual que Bullrich, Rodríguez Larreta visitará distritos clave durante la semana previa a los comicios, como lo son Santa Fe y Córdoba, y encara los últimos días de actividad proselitista antes de las PASO sintiéndose fortalecido a partir de distintas adhesiones que sumó recientemente como contendiente presidencial. De todos modos, existen quienes creen en JxC que el larretismo aguarda con una dosis excesiva de entusiasmo la instancia electoral que se avecina.
«Están con una expectativa y un optimismo que no se condice con la mayoría de las encuestas. Los datos duros, los datos concretos, no están fundamentando hoy ese optimismo, porque la mejor encuesta que tienen les da que están solo dos puntos arriba de Bullrich y eso es equivalente al margen de error de la propia encuesta», dijo a NA una fuente cercana al oficialismo porteño. «Es decir, como mínimo va a ser una elección muy pareja y como mucho, vas a ganar por muy poco», agregó.
La misma fuente, que señaló que Jorge Macri, de PRO, luce hoy mejor perfilado que el radical Martín Lousteau para ganar la interna de JxC en la Ciudad en la carrera por la sucesión de Rodríguez Larreta, dijo también que en la alianza opositora esperan un elevado nivel de ausentismo el domingo 13 de agosto, como viene sucediendo en recientes comicios provinciales. Justamente, el porcentaje de participación que pueda registrarse en las PASO se ha convertido en un factor de preocupación significativo entre las distintas fuerzas políticas.
Hasta el libertario Javier Milei, que cerrará su campaña este lunes en el estadio Movistar Arena del barrio porteño de Villa Crespo, en el comienzo de una semana intensa y movida para los precandidatos presidenciales antes de las primarias, se sumó a los pedidos de dirigentes de centro, derecha e izquierda para que la ciudadanía concurra a las urnas. «Los niveles de deserción que estamos viendo, superiores al 35 por ciento en algunas provincias, son alarmantes», dijo la fuente cercana a JxC consultada por Noticias Argentinas.
En este contexto, el peronismo en la provincia de Buenos Aires se embarcó en una campaña tendiente a incentivar a los vecinos para que vayan a votar, sabiendo que un ausentismo en dosis elevadas podría perjudicar las ambiciones de Kicillof de ser reelecto como gobernador. Su futuro, en cierta medida, dependerá de la diferencia que logre obtener en las PASO con respecto el volumen global de sufragios que consiga JxC, en un momento en el que si bien distintas encuestas lo mantienen al tope de las preferencias de los bonaerenses, también dan cuenta de que el caudal electoral del justicialismo se ubica en un «piso bajo» de cara a los próximos comicios.
En el oficialismo provincial entienden que como mínimo UxP debería alcanzar una distancia de 5 puntos porcentuales con relación a la suma que reúnan Santilli más Grindetti para apuntalar sus pretensiones de éxito en octubre. Justamente, por el lado de JxC, voceros de la alianza opositora consideran que será clave que la distancia entre ambas fuerzas políticas no sea mayor a 4 o 5 p.p. este domingo que viene, para fortalecer las chances de activar luego el «voto útil» contra el peronismo allí en la Provincia, en vísperas de las elecciones generales.
En este contexto tan intrigante como peculiar, las PASO que se avecinan revisten una importancia exorbitantemente superior al de un mero trámite cívico que algunos en años anteriores catalogaban como «gran encuesta nacional»: el veredicto de las urnas no solo marcará -como se presume- el pulso del segundo tramo de la campaña electoral 2023 en la Argentina, sino que además ofrecerá quizá como nunca antes señales concretas sobre quién podría convertirse, en definitiva, en el próximo Presidente de la República, a partir del 10 de diciembre de este año.