Juan Pablo Itoiz.
Licenciado en Ciencia Política.
Pensar el desarrollo local com una política de estado
Un modelo de desarrollo debe partir de generar oportunidades económicas, sociales y educativas, para de esta manera, convertirse en motor del crecimiento económico. Esto, sólo es posible, construyendo instituciones sólidas, plurales y democráticas.
En los últimos años, en la búsqueda de nuevos modelos de desarrollo hemos asistido a la instrumentación de políticas públicas con una fuerte impronta participativa y con mayor protagonismo de los actores económicos y sociales locales.
Esta situación se verifica por la relevancia política que han adquirido los gobiernos locales, producto de los procesos de autonomía y descentralización y por la notoria influencia que ha tenido en nuestro continente la cooperación internacional.
Ya sea por contar con recursos naturales (energía, minerales, productos agrícolas), o por su ubicación geográfica (ruta de corredores bioceánicos) o por su postura innovadora, capaz de proponer nuevos polos de desarrollo, los gobiernos locales han desarrollado capacidades para la movilización de los actores económicos, la coordinación empresarial, las alianzas público – privadas y la promoción de las redes de vinculación.
Junín es un caso por los dos primeros factores, pero debe profundizar el tercero, entiendo que lo debe hacer mediante el aprovechamiento de oportunidades de nuevas formas de inserción económica, ya que el desarrollo económico local depende esencialmente de la capacidad para introducir innovaciones en el tejido empresarial y emprendedor de las ciudades.
La iniciativa de adhesión a la Ley de Promoción de la Economía del Conocimiento que votó el Concejo Deliberante hace poco tiempo atrás, por iniciativa de la Unión Cívica Radical es una muestra de ello.
Ya que, la Economía del Conocimiento comprende la producción de bienes y servicios en base a la creciente utilización de las tecnologías de la información y las comunicaciones y el empleo de capital humano con altos niveles de calificación, contribuyendo a la generación de bienes y servicios altamente calificados como lo señala el texto de la ordenanza.
En ese sentido, estamos trabajando en adecuar el Programa de Promoción de Empleo Productivo creado también por ordenanza municipal y hoy sin actividad, con la finalidad de promocionar e incentivar a los empresarios para que contraten nuevos empleados y también para que fomenten la capacitación laboral de los que ya tienen mediante la bonificación proporcional de la tasa municipal que tribute el empleador por su actividad, asumiendo en dicho porcentaje el reintegro de los gastos
correspondientes a las asignaciones mensuales correspondientes a dicha empleabilidad o capacitación.
Sector público y privado deben trabajar conjuntamente para construir estrategias basadas en la sinergia empresarial, en el mejoramiento tecnológico y en la integración de las cadenas productivas para promover la competitividad de las empresas, mejorar sus cadenas de valor y potenciar la comercialización de lo que producen.
Para eso, el municipio debe facilitar un ecosistema productivo donde el Estado a nivel local pueda ser visto por los emprendedores, comerciantes y empresarios como un facilitador y no con como un obstáculo en la generación de entornos favorables para el desarrollo económico que les permitan acrecentar su capacidad productiva y fomentar el empleo y la calidad de la producción local.
Hoy en un mundo globalizado e interdependiente la influencia de las tecnologías es determinante en los procesos productivos y trae innumerables ventajas para las pymes.
Por esta razón creo que es de suma importancia acercar y vincular a las empresas con las herramientas y oportunidades de mejora. Para eso se requiere respaldo político por parte del gobierno local y la convicción de que se debe desempeñar un papel en el fomento económico territorial de manera articulada y concertada con los actores económicos y productivos del distrito, a fin de lograr, como dice el español Francisco Alburquerque estrategias de desarrollo económico local que conciban el territorio como un agente de transformación social y no únicamente como simple espacio o soporte funcional.
Sabemos que hay variables macroeconómicas que no se pueden modificar desde una ciudad, pero también sabemos que el potencial del territorio está en el capital humano que posee y pensar un modelo de ciudad orientado brindar oportunidades de progreso y desarrollo sustentable a sus ciudadanos debe ser el principal objetivo de toda gestión política.