Escribe Alberto Pascual.
Candidato a Concejal de Vamos con Vos.
Que planes tenemos para los planes
En la Argentina hay 856.300 empresas (aproximadamente) 83% de las cuales son microempresas; 16,8%, pymes, y sólo 0,2% grandes compañías. Teniendo en mente estos datos me pongo a reflexionar sobre que uno de los principales problemas que ataña a nuestro país, se da si dudas en el ámbito laboral, para aliviar la situación económica que padece la sociedad (léase las personas), debemos encontrar la forma de crear nuevas fuentes de trabajo en el sector privado y que estas sean duraderas.
Claramente existen dos sectores que son los potenciales generadores de ocupación laboral. Las Grandes Empresas y las Pymes o Microempresas, pero para que éstas tengan voluntad de generar puestos de trabajo, deben tener plena seguridad de las reglas económicas y jurídicas con las cuales van a desarrollar sus objetivos. Es esencial el compromiso político para brindar esta seguridad y esto lleva mucho tiempo. Tiempo del cual no gozamos, porque la crisis económica, institucional y política que sufrimos, sumada a la lucha fanatizada de los sectores mayoritarios, hacen que no podamos sentarnos para resolver los problemas de fondo.
En las pymes y microempresas, que en su mayoría suelen ser familiares, se presenta un nuevo problema, estas suelen generar puestos de trabajo por un periodo muy corto, ya que por la crisis económica que se arrastra desde varios periodos de gobierno, este grupo, fue el más perjudicado, disminuyendo su lista de empleados o manteniéndolos en total informalidad (en negro). Debemos recordar que el 51% de las personas con capacidad de trabajar se encuentran trabajando en la informalidad o solamente reciben alguna ayuda del estado, 51%!!! Más de la mitad, con lo que esto conlleva.
En mi opinión si cada una de las 854.587(microempresas y pymes) pudiera contratar a dos trabajadores mínimos, estaríamos hablando de casi dos millones de puestos de trabajo en forma casi instantánea, pero para que esto sea una realidad, en primer lugar, necesitamos de un gobierno que desaliente los planes sociales como herramienta de gestión, estos solo deben ser utilizados para casos puntuales de necesidad, no de manera crónica. Este gobierno como el anterior, se dedicaron a incrementar los planes y debemos entender que ningún país serio puede basar su crecimiento económico en la ayuda social, sino en el trabajo.
Para que esto suceda debemos discutir una ley complementaria a la actual Ley de Contrato Trabajo, destinada a fortalecer este sector mediante la revisión de dos cuestiones importantes: el costo laboral y los planes asistenciales. Respecto al costo laboral que es aproximadamente de 56.800 pesos por trabajador, debería bajarse sustancialmente cuando se trate de micro empresas o comercios.
Por otro lado, hoy es muy común observar que, al intentar contratar en blanco a un potencial trabajador, éste solicite que lo dejen trabajar en negro para no perder el beneficio de cobrar algún plan social. Esta situación genera una gran incertidumbre en el empleador, si lo contrata de manera informal, corre el riesgo de enfrentarse a los problemas que sabemos puede generar este tipo de situaciones y para el empleado la imposibilidad de gozar de los derechos que genera estar registrado como trabajador en blanco, obra social, aportes jubilatorios, etc.
Por tal motivo debemos reaccionar a este problema, estimulando al empleador a la contratación laboral registrada ¿Cómo? Una idea: que el monto en dinero que percibe una persona en forma de plan social, al ser contratada de manera formal, pase a ser parte del salario. Que lo siga pagando el Estado, pero ahora entregado al empleador a manera de sueldo. Creo que esta es la manera de tener un Estado presente, que asista a las personas, pero generando trabajo genuino, que tanto dignifica y no dádivas, que estancan y esclavizan. IMPOSIBLE dirán muchos pero NOOOOO, para que esto suceda solo necesitamos en el Congreso Nacional personas comprometidas con la realidad, que tengan la experiencia de ser empleados o empleadores. Que tengan la voluntad genuina de transformar la realidad de los que invierten sus ahorros en el país y de los que desean progresar.
Hoy la inmensa mayoría de las personas que perciben algún tipo de plan social, saben que pueden solamente sobrevivir en el día a día. Saben que nunca van a poder progresar por este camino, pero viven en esa resignación. De hecho, vemos manifestaciones de las distintas agrupaciones sociales reclamando puestos de trabajo. Porque la gente comprendió la importancia de tener empleo real, que acrecienta su dignidad frente a la vida y a la familia, que genera la seguridad de cobrar un salario a fin de mes, que va a tener su obra social, jubilación, vacaciones pagas, licencias, etc. Que va a tener la posibilidad de ascenso social y económico, pero principalmente a desarrollar el sentido de pertenencia, que todo ser social necesita para sentirse pleno.