El extraordinario poeta peruano se ha erigido como un clásico universal
Se conmemoran 130 años del nacimiento de César Vallejo
El 16 de mayo de 1892 nació, en Santiago de Chuco (La Libertad), el poeta César Vallejo, figura clave de las letras peruanas y uno de los autores más notables de la lírica del siglo XX. Fue además narrador, dramaturgo y ensayista.
Decimosegundo hijo de Francisco de Paula Vallejo Benites y de María de los Santos Mendoza Gurrionero, asistió a la escuela primaria en su provincia natal y cursó sus estudios secundarios en el Colegio Nacional de San Nicolás, en Huamachuco, donde comenzó a destacar por su facilidad en la composición de versos. Allí despertó su vocación literaria: en 1910 se matriculó en la Facultad de Letras de la Universidad de La Libertad, en Trujillo. Sin embargo, dificultades de índole económica lo obligaron a abandonar su actividad académica y a desempeñar distintas labores: asistente de caja en una hacienda azucarera, empleado de oficina y tutor privado de un dueño de minas.
Cuando pudo retomar la universidad, meses después, y al mismo tiempo que ejercía como docente en numerosas instituciones educativas, empezó a retocar borradores de poemas anteriores que luego aparecerían en publicaciones locales.
Su primer libro, Los heraldos negros, fue compuesto entre 1915 y 1918, y ya deslumbraba por su originalidad, profunda sensibilidad y riqueza musical. Otorgó al autor un lugar central dentro del modernismo.
Más tarde apareció Trilce, su obra maestra. Corría el año 1922 cuando empezaron a circular ejemplares de este poemario disruptivo que renovó la manera de escribir poesía en español.
Vallejo ofreció su mirada sobre Trilce: “El libro ha nacido en el mayor vacío. Soy responsable de él. Asumo toda la responsabilidad de su estética. Hoy más que nunca quizá, siento gravitar sobre mí, una hasta ahora desconocida obligación sacratísima, de hombre y de artista. ¡La de ser Libre! Si no he de ser libre hoy, no lo seré jamás. Siento que gana el arco de mi frente su más imperativa fuerza de heroicidad. Me doy en la forma más libre que puedo y ésta es mi mejor cosecha artística. […] ¡Dios sabe cuánto he sufrido para que el ritmo no traspasara esa libertad y cayera en libertinaje! ¡Dios sabe hasta qué bordes espeluznantes me he asomado, colmado de miedo, temeroso de que todo se vaya a morir a fondo para que mi pobre ánima viva!”
En 1923 recaló en el Viejo Continente: primero España y luego París, donde vivió el resto de su vida. Durante su estancia en Madrid publicó una novela social, indigenista y proletaria, El tungsteno (1931), que denunció la penetración del imperialismo en tierras peruanas. Ya estaba afiliado al Partido Comunista.
El 15 de abril de 1938, viernes santo, a las 9:20 de la mañana, César Vallejo falleció a la edad de 46 años. Sus restos fueron trasladados, en primera instancia, a la Mansión de la Cultura, y luego al cementerio de Montrouge, en los suburbios parisinos. En la actualidad, descansan en el cementerio de Montparnasse, donde fueron ubicados después de treinta y dos años.
En la tumba del autor se puede leer una frase de su viuda Georgette: «Tanto he nevado para que duermas».