Se desplegaron 40.000 policías en todo el país, casi cuatro veces más que los movilizados el miércoles, pero hubo pocas señales de que los llamamientos del gobierno para reducir la violencia calmarían la ira generalizada.

En Nanterre, la ciudad de clase trabajadora en las afueras del oeste de París donde Nahel M., de 17 años, fue asesinado a tiros el martes, los manifestantes incendiaron automóviles, bloquearon calles y arrojaron proyectiles a la policía luego de una vigilia pacífica.

Los manifestantes garabatearon «Venganza por Nahel» en los edificios y, al caer la noche, se incendió un banco antes de que los bomberos lo apagaran y una unidad de policía de élite desplegara un vehículo blindado.

En el centro de París, una tienda de zapatos Nike fue allanada y 14 personas fueron arrestadas, además de otras 16 más que fueron encontradas con objetos robados.

La Policía Nacional dijo el jueves por la noche que los agentes se enfrentaron a nuevos incidentes en Marsella, Lyon, Pau, Toulouse y Lille, incluidos incendios y fuegos artificiales.

Los videos en las redes sociales mostraron numerosos incendios en todo el país, incluso en una estación de autobuses en un suburbio al norte de París y un tranvía en la ciudad oriental de Lyon.

En Marsella, la segunda ciudad de Francia, la policía lanzó granadas de gas lacrimógeno durante los enfrentamientos con jóvenes en el punto turístico de Le Vieux Port, informó el principal periódico de la ciudad, La Provence.

El incidente ha alimentado quejas de larga data de violencia policial y racismo sistémico dentro de las fuerzas del orden por parte de grupos de derechos y dentro de los suburbios de bajos ingresos y racialmente mixtos alrededor de las principales ciudades de Francia.

El fiscal local expresó que el oficial involucrado había sido puesto bajo investigación formal por homicidio voluntario y estaría en prisión preventiva.

Según el sistema legal de Francia, ser puesto bajo investigación formal es similar a ser acusado en las jurisdicciones anglosajonas.