En el borrador original de Proyecto Haylli había un libro, un documental y un mural.

Y al final tenía -palabras más palabras menos-, la siguiente idea: «Nos parece importante que la figura de Alberto Haylli tome visibilidad en el ámbito educativo porque conociendo a Haylli, los chicos probablemente logren interesarse por su obra, que es lo mismo que hacerlo por la historia de su ciudad».

Siempre nos preguntábamos cuál era la mejor manera y el mejor momento para proponer que el Gordo entrara en las aulas pero no hizo falta: entró solo.

Nos cuenta la seño Eve de la salita de 4 del Jardín 913 (ubicado en el corazón de Pueblo Nuevo, el barrio de Haylli) que empezó a trabajar con las fotos del Gordo con la finalidad de que «los nenes y nenas identifiquen y aprecien la fotografía como una manifestación artística, tomando a Haylli como un gran referente de nuestra ciudad, y del barrio del jardín, del cual encontramos muchas fotografías para comparar con la actualidad».

La idea, nos completa, es «hacer hincapié en el uso de las tecnologías para que los niños y niñas produzcan sus fotos con diferentes recursos».

La semana que viene saldrán al barrio y van a empezar a trabajar con la dramatización de las fotos. Lo cual nos parece una idea genial

El bonus track es que la puerta de entrada para llamar la atención de los niños fue el mural que pintó nuestro amigo Simón Jatip, al que muchos de los chicos y chicas fueron con sus padres. Ah, los papis también trabajaron para «reproducir» las máquinas de Haylli.

Es inmensa la alegría que nos genera que la ciudad del Gordo -y sobre todo los chicos de la ciudad del Gordo-, sienta como propia la obra de su artista.