El llamado a elecciones del PJ bonaerense que realizó Máximo Kirchner para el 17 de noviembre, faltando un abismo de tiempo, desconcertó a quienes venían cuestionando al líder de La Cámpora, que no esperaban una convocatoria tan anticipada.
Tras el llamado de Máximo Kirchner a elecciones internas, los intendentes que rodean a Kicillof debaten su próxima jugada
La jugada de Kirchner se concibió, según sinceró la intendenta camporista de Quilmes Mayra Mendoza, como un “principio de revelación”, tomando una expresión que el presidente Javier Milei puso de moda en el último tiempo.
Lo que busca el diputado nacional de Unión por la Patria es que quienes quieran conducir el PJ bonaerense revelen desde ahora sus intenciones y quede clarificado que la discusión que plantean es por cargos, mientras la sociedad se ve aturdida por la inflación y la pobreza.
Con el desafío abierto por el hijo de la ex presidenta Cristina Kirchner, el sector de intendentes que viene empujando el liderazgo de Kicillof para enfrentarlo a La Cámpora, debe decidir qué hacer.
Subirse al ring o hacer la vista gorda al llamado de Kirchner, a riesgo de quedar en una postura de debilidad y cobardía, están en la paleta de opciones. No hay término medio.
Según pudo saber Noticias Argentinas, del grupo de intendentes que apoya al gobernador Axel Kicillof podría surgir un candidato a presidir el PJ bonaerense, y el tercer sector con ambiciones de poder es que el lidera el intendente de Esteban Echeverría, Fernando Gray, a partir de su alianza con Facundo Moyano y Juanchi Zabaleta.
El actual titular del PJ bonaerense también deberá clarificar si algún ladero de La Cámpora buscará sucederlo o si la agrupación le dejará el camino despejado a espacio del PJ. Faltan seis meses que serán eternos, pero la línea divisoria de la interna del peronismo de la provincia más grande del país ya está marcada.
Kirchner había asumido su mandato en diciembre del 2021 y tenía mandato hasta el mismo mes de 2025, pero las presiones internas que viene resistiendo lo llevaron a adelantar la fecha de la sucesión, que coincidirá con el recambio en la conducción del PJ nacional.
Nadie puede adivinar qué planes están en la cabeza del jefe camporista pero muchos intendentes temen que el diputado le ceda la posta a algún delfín como Eduardo “Wado” de Pedro o Mayra Mendoza, y que con el apoyo de Cristina Kirchner sea imposible hacerle frente en elecciones internas.
Por ahora, Kicillof mira con desdén las minucias de la interna en el PJ bonaerense y se refugia en la gestión como mejor carta de presentación para plebiscitar su liderazgo, a sabiendas de que “el partido grande” se jugará en 2027 y allí es donde deberá gastar toda la pólvora para ser candidato presidencial de Unión por la Patria.
“Axel no tiene que ser candidato a jefe del PJ bonaerense ni tampoco del PJ nacional. Debe enfocarse en la gestión como lo viene haciendo, mostrándose como el mayor opositor a las políticas de Javier Milei. Está bien lo que está haciendo. No tiene que prestarse a la chiquita, que es donde lo quieren llevar. Algunos intendentes lo quieren usar para hacerlo pelear con La Cámpora y posicionarse. Pero él tiene que hacer equilibrio”, señaló a Noticias Argentinas un diputado kirchnerista no camporista de la provincia de Buenos Aires que lo quiere jugando la presidencial en 2027.
Quienes lo están tironeando a Kicillof para enfrentarlo a Kirchner son algunos intendentes que tienen cuentas no saldadas con La Cámpora como Jorge Ferraresi (Avellaneda) y Mario Secco (Ensenada).
También se enrolan en este grupo el jefe comunal de Berisso, Fabián Cagliardi; de La Matanza, Fernando Espinoza; de Florencio Varela, Andrés Watson; de Ituzaingó, Pablo Descalzo; y de Villa Gesell, Gustavo Barrera.
En este primer anillo de apoyos políticos se encuentra el Julio Alak (La Plata), a quien Kicillof le depositó toda su confianza durante la campaña y sus recorridas frecuentes fueron claves para recuperar este distrito contra todo pronóstico.
No quieren que vuelva a ocurrir que en cada cierre de lista La Cámpora se lleve casi todos los cupos, y por eso necesitan que la lapicera pase a manos de Kicillof. Para ese, el ex ministro de Economía tiene que consolidarse como nuevo líder de la oposición.
Para colaborar con este objetivo, este grupo de intendentes buscan endulzar al gobernador y ofrecen sus municipios para que encabece actos con tribuna garantizada.
El 18 de mayo, por caso, luego de que en el acto de Quilmes Cristina y Máximo Kirchner lo dejaran abajo del escenario en un gesto de desaire, Kicillof tendrá la oportunidad de sacarse la espina siendo el protagonista excluyente de un acto en el predio de la universidad Arturo Jauretche de Florencio Varela.
Además de estar tironeado por intendentes, dos funcionarios muy cercanos de su Gabinete se dieron la tarea de armar el nonato “kicillofismo” a través de la creación de estructuras militantes propias en la provincia de Buenos Aires. Estos dos funcionarios son el ministro de Desarrollo de la Comunidad bonaerense, Andrés Larroque, y el ministro de Gobierno, Carli Bianco.
“El Cuervo” armó “La Patria es el Otro” apenas se desligó de La Cámpora a partir de la confluencia de otras agrupaciones ultrakirchneristas preexistentes, como la Corriente Militante Lealtad, Corriente Nacional Martín Fierro, Descamisados, Kolina, Frente Transversal Nacional y Popular, Peronismo Militante, Partido Piquetero y Unidos y Organizados.
La semana pasada, se sumó una organización espejo, el “Frente Popular Patria y Futuro” que coordina Bianco (alter ego de Kicillof y dueño del famoso Clio), que aglutina a dirigentes como el ex legislador porteño José Campagnoli, de Espacio Puebla, la concejala platense de la Corriente Nuestra Patria Cintia Mansilla, el secretario general de Sipreba, Agustín Lecchi; Yanina Settembrino y Manuel Bertoldi de la Federación Rural; la ex ministra de Mujeres Elizabeth Gómez Alcorta, el secretario general de los Metrodelegados, Beto Pianelli, y la ex ministra de economía e integrante de la Corriente Nacional 25 de Mayo Felisa Miceli.
Este nuevo espacio político tiene un mayor componente de izquierda latinoamericanista que de peronista, más cercano al grupo militante del que Kicillof surgió cuando era un activista universitario, antes de incorporarse a las filas del kirchnerismo.