Según el perito Daniel Zabala, quien declaró como testigo este miércioles ante el jurado popular, no se logró elaborar un perfil genético masculino completo en las muestras orgánicas halladas en el cadáver de la víctima.
Un bioquímico dijo que no hubo ADN en las muestras analizadas
Un bioquímico policial confirmó este miércoles en el juicio por el crimen de Nora Dalmasso, cometido en 2006 en la ciudad cordobesa de Río Cuarto, que no se logró elaborar un perfil genético masculino completo en las muestras orgánicas halladas en el cadáver de la víctima.
«Mi criterio personal es que hubo relación sexual» porque se «encontró semen, pero no espermatozoides», por lo tanto no había ADN (ácido desoxirribonucleico), explicó el perito Daniel Zabala al declarar como testigo ante el jurado popular y tribunal técnico de la Cámara 1 del Crimen riocuartense.
Un estudio posterior, realizado por el Centro de Excelencia en Productos y Servicios de la Provincia de Córdoba (Ceprocor), había concluido que en los estudios sobre las muestras no se encontró semen, lo que luego derivó en que se pusieran en duda los protocolos utilizados por el bioquímico policial.
Sobre esta contradicción, Zabala afirmó ante los medios que su estudio «respetó todos los protocolos y metodologías internacionales».
«Yo hice mi trabajo y se cumplió el objetivo», aseguró y dijo que injustamente fueron cuestionados sus procedimientos utilizados.
También añadió que el Ceprocor pudo haber utilizado otra metodología que no detectó el semen.
Antes de pasar a cuarto intermedio hasta este jueves a las 9, brevemente prestó testimonio el suboficial Juan Antonio Santucho, quien cumplía funciones de seguridad en la zona de ingreso y egreso en el barrio Villa Golf, donde residía la víctima y que fue el escenario del crimen.
Santucho dio precisiones sobre el sistema se seguridad que se utilizaba al momento del hecho y detalló que las cámaras funcionaban «a medias» y que, por lo general, los cassettes de grabaciones se reutilizaban, por lo tanto no era habitual guardar las imágenes del movimiento diario.
Por su parte, el fiscal Julio Rivero, fue consultado este miércoles por la prensa sobre su mirada respecto al debate y respondió que «el juicio es muy dinámico y muy cambiante».
«Hoy estamos cerca de la instigación y mañana no», dijo.
Y consultado si los elementos probatorios recolectados abonan lo que sostiene la hipótesis de la acusación, respondió: «No lo sabremos hasta el final».
Asimismo, añadió que en caso de que surjan elementos ajenos a lo que es objeto de la imputación, la ley posibilita plantear el «hecho diverso o de ampliar la acusación», no obstante reiteró que eso no se puede conocer hasta que concluya el juicio.
A juicio llegó un único acusado, el viudo Marcelo Macarrón, quien está imputado del delito de «homicidio calificado por el vínculo, por alevosía y por precio o promesa remuneratoria en concurso ideal», que contempla la pena de prisión perpetua.
La pieza de acusación fiscal elevada a juicio sostiene que presumiblemente unos meses antes del 25 de noviembre de 2006, Macarrón «en acuerdo delictivo con personas aún no identificadas por la instrucción, instigó el crimen de su mujer por desavenencias matrimoniales».
En esa línea de hipótesis describe que mientras el acusado se encontraba en la ciudad de Punta del Este participando de un torneo de golf, entre las 20 horas del 24 de noviembre de 2006 y las 3.15 del 25, al menos una persona ingresó en la casa de Nora, en barrio Villa Golf de la ciudad de Río Cuarto, describe la acusación.
El homicida, «aprovechándose de la indefensión de la víctima, aguardó que ésta realice su rutina previa al descanso y abordó a Nora Dalmasso una vez que ésta se encontraba dormida en la habitación de su hija, ubicada en la planta alta de la vivienda».
En esas circunstancias y «cumpliendo el plan delictivo acordado previamente con Macarrón y sus adláteres, la tomó del cuello, ejerciendo una fuerte presión con sus manos, anulando así toda posibilidad de defensa».
Seguidamente, «utilizó el cinto de toalla de la bata de baño que se encontraba en la habitación, realizando un ajustado doble lazo alrededor del cuello, ocasionando la muerte por asfixia.