Está más que claro que la forma de ver ficción cambió en los últimos años. Las novelas argentinas fueron desapareciendo de la pantalla y le dejaron el poco espacio que tenían a las turcas, las brasileñas y hasta a las coreanas. Lejos quedaron los tiempos en los que se veían los famosos culebrones a la tarde, ya sea nacionales, mexicanos o venezolanos, y a la noche una o más tiras de todo tipo, costumbristas, dramáticas o unitarios fuertes y jugados. Hoy el televidente busca una serie o una película en alguno de los streamings como Netflix, Star+, Flow, etc, o mira alguna de las pocas novelan extranjeras en la tele, rezando que no la cambien demasiado de horario.
Una buena historia para contar a la noche
Sin embargo, y a pesar de que producir una ficción nacional es una apuesta demasiado jugada por los presupuestos que se manejan, la productora Polka sigue intentando retener a ese público que ama sentarse frente al televisor a seguir todos los días un capítulo de las historia que lo atrapó, sin maratonear ni tentarse en otro momento del día para continuarla. La simple rutina de saber que ciertos días de la semana, en un mismo horario, se dará una partecita, casi en cuentagotas, para dejar el suspenso para la noche siguiente.
«Buenos chicos» debutó el lunes con un capítulo atrapante. Un grupo de jóvenes amigos de clase social media alta se ven involucrados en un hecho delictivo que deciden ocultar a sus padres. Sin embargo esto tiene consecuencias y, para salir del problema, terminan tomando una decisión que agrava su situación. Más allá de esto, se plantea la vida de cada uno de ellos, y la de sus padres, para atrapar también a los adultos, con historias fuertes que hablan de alcoholismo, rechazo al cambio de género de un hijo o relaciones extramatrimoniales que terminan con heridas sin curar.
La dinámica que tiene, en la que no hay una historia central de amor como sucedía en las novelas de antes en las que podría haber un gran elenco pero todos sabíamos que el protagonista y la protagonista debían terminar juntos, permite que los guionistas puedan jugar con varias relaciones al mismo tiempo, sea de los jóvenes o de los adultos. Incluso, los sistemas de medición de rating minuto a minuto de hoy y las repercusiones en las redes sociales le permite a los productores saber en dónde poner más foco, aunque nada reemplaza la creatividad y el factor sorpresa, que tanto atrapa al televidente.
Los jóvenes actores de «Buenos chicos» son Jerónimo Bosia, Ornela D’Elía, Tomás Kirzner, Santiago Achaga, Gina Mastronicola, Rocío Hernández, Lautaro Rodríguez, Agustina Tremari, Carolina Unrein, Mora Peretti, Teo D´Elía y Fran Vázquez, mientras que los adultos son encarnados por Gabriela Toscano, Luis Machín, Juan Palomino, Luciano Cáceres, Romina Gaetani, Marita Ballesteros, Pablo Mónaco, Brenda Gandini, Joaquín Ferreira, Fernanda Metili y Agustín Sierra, aunque estos últimos siguen siendo jóvenes.
Se sabe que para calificar a una ficción hay que esperar a que se desarrolle. No es lo mismo escribir 5 o 10 capítulos que una trama que mantenga atrapado al espectador durante 120 o 200, como sucede con las novelas. Pero sí se puede decir que «Buenos chicos» empezó de la mejor manera: una interesante historia para contar. Y eso no es poco. El rating estuvo por encima de los 8 puntos, lejos de las mejores marcas que tuvo Polka, pero muy importantes para eltrece, que tiene un promedio más bajo durante todo el día. Y si bien debe competir con los otros canales de aire, esto no tiene nada que ver con «Got Talent», «Lam», «Bendita» ni «Bailando 2023». «Buenos chicos» podría ser una de las últimas posibilidades de que los productores apuesten por ficción en la TV. Ojalá le vaya bien.